Este Weblog se dedicará a mostrar distintos lugares de nuestra Tierra. Este será por el momento su viaje virtual.

3.11.05

Yuco, Hua Hum, y Lago Queñi

Paso Internacional Hua Hum

Saliendo de la ciudad de San Martin de los Andes en dirección a Junín de los Andes por la Ruta Nac. 234, y habiendo transitado 2,5 km. encontrarás el empalme con la Ruta Prov. 48, que deberás tomar girando a la izquierda. Luego de recorrer 3 Km desde el cruce, encontrarás el camino de acceso vehicular al Mirador Bandurrias, donde podrás apreciar una vista panorámica increible de San Martín de los Andes y el Lago Lácar.
Retomando la Ruta Prov. 48, y a partir de aproximadamente 10 Km desde el acceso al mirador, comenzará a custodiar tu marcha por la izquierda la Piedra del Trompul, magnífica formación rocosa que a tu regreso, y con las sombras del atardecer, te mostrará (imaginación mediante) La cara del indio, perfil perfecto de un rostro con rasgos indígenas modelado naturalmente en la roca.
Luego de transitar otros 14 Km (son 24 desde el acceso al mirador) aparecerá por la izquierda un desvío perfectamente señalizado que te conducirá, luego de aproximadamante 500 m a Yuco, una zona de hermosas playas de arena blanca y trampolines naturales de roca, rodeada por un tupido bosque de raulíes, coihues y arrayanes, con zona de acampe y pic-nic.
Nuevamente en el camino, y luego de 20 Km más de trayecto, en cuyo tramo final empezarás a divisar a tu izquierda el Lago Nonthue, llegarás a Hua Hum. En esta zona ubicada sobre el Lago, podrás encontrar un restaurante, el puerto y un área de acampe.
Saliendo de Hua Hum con dirección hacia el Paso Internacional, y luego de 800 m encontrarás a tu izquierda el camino que conduce al Lago Queñi, Pucará y Cascada Chachín. Deberás tomarlo y cruzar el puente sobre el Río Hua Hum. Como nota de interés, el Lago Lácar, a través del Lago Nonthue y el río Hua Hum, es el único lago de la región que vuelca sus aguas en el Océano Pacífico.
Una vez cruzado el río, y luego de un corto recorrido, el camino se bifurca: por la izquierda podrás visitar la Cascada Chachín y la seccional Pucará de Parques Nacionales, y por la derecha y luego de 8 Km de un pintoresco y duro camino, en el cual tendrás que vadear varios hilos de agua y el arroyo Queñi (cuyo caudal varía mucho con la época del año), llegarás al Lago Queñi. Si sos amante del trekking, a una hora y media de marcha por una senda bastante visible, encontrarás un pequeño y gratificante pozo termal en un ambiente totalmente inalterado y virgen.

1.11.05

La Mutisia


Painemilla era un cacique mapuche altanero y violento que pretendía imponer su dominio sobre todas las tribus vecinas. Los que no se le sometían eran sus enemigos irreconciliables y con ellos mantenía frecuentes guerras. Tal era el caso de Huenumán, quien no se doblegaba a las pretensiones de su vecino y seguía luchando por su independencia y autonomía.
Pero el destino les jugaría una mala pasada. Millaray, la joven hija de Painemilla, se enamoró locamente de Ñancumil, el hijo del cacique Huenumán. Los jóvenes decidieron luchar por su amor, y se vieron muchas veces a escondidas por temor al odio entre sus padres.
En cierta ocasión en que la tribu de Painemilla estaba reunida celebrando un Nguillatún, un potente graznido rompió el silencio nocturno: era el Pun Triuque, el chimango de la noche, quien con su grito de alerta presagia desgracias. La machi comenzó a buscar el motivo de la alerta, y pudo descubrir a los jóvenes amantes escondidos en las sombras. La machi decidió consultar con los dioses la actitud que debía tomar, y ellos le dijeron que debía contar lo sucedido al cacique.
La machi fue hasta el toldo del cacique y relató lo que había visto, pero inmediatamente se arrepintió de haberlo hecho porque volvió a escuchar el alarmante graznido del Pun Triuque.
Painemilla, muy enojado, ordenó que capturaran a los jóvenes y los llevaran ante él. La bella Millaray pidió piedad a su padre, pero de nada le sirvió explicar que querían casarse respetando todos los rituales de la tribu y que nada malo hacían a los demás al no odiarse como lo hacían sus mayores. El cacique no deseaba parecer débil ante su pueblo y ordenó que ejecutasen a los amantes, y en el mismo momento que pronunciaba su sentencia volvió a oírse el afligido y doliente grito del Pun Triuque. Ambos jóvenes fueron atados a un poste, y luego de darles muerte a lanzazos, sus cuerpos fueron abandonados en el lugar.
A la mañana siguiente, en el mismo lugar donde habían dejado los cuerpos de los jóvenes, la tribu descubrió unas hermosas flores nunca vistas hasta entonces. Tenían largos pétalos anaranjados y se aferraban al poste del sacrificio igual que una enredadera, como dos amantes en un abrazo interminable.
Todos fueron a ver al prodigio y, avergonzados, comenzaron a venerarla por representar el recuerdo de un amor puro. Las almas de los jóvenes, amparadas por el Futa Chao (padre grande) en el país del cielo, se amarán por siempre mientras esa delicada flor de pétalos encendidos nos recuerde su injusto martirio.

 

lo espero hasta su proxima visita